La Estrategia Nacional de Ciberseguridad, establecida por el Poder Ejecutivo Nacional con el consenso del conjunto de la sociedad en forma multidisciplinaria y multisectorial, sienta los principios básicos y desarrolla los objetivos fundamentales que permitirán fijar las previsiones nacionales en materia de protección del Ciberespacio. Su finalidad es brindar un contexto seguro para su aprovechamiento por parte de las personas y organizaciones públicas y privadas, desarrollando de forma coherente y estructurada, acciones de prevención, detección, respuesta y recuperación frente a las ciberamenazas, juntamente con el desarrollo de un marco normativo acorde.
A partir del desarrollo de la Estrategia Nacional de Ciberseguridad, a cargo del COMITÉ DE CIBERSEGURIDAD creado por el Decreto N° 577 del 28 de julio de 2017, se desplegarán las acciones para el uso seguro del Ciberespacio en nuestro país, impulsando una visión integradora cuya aplicación ayude a garantizar la seguridad y el progreso de nuestra Nación.
Estas acciones se llevarán a cabo sobre la base de la coordinación y cooperación entre la Administración Pública Nacional, otros poderes nacionales, las administraciones y poderes de las jurisdicciones provinciales y de la CIUDAD AUTÓNOMA DE BUENOS AIRES, y municipales, el sector privado, las organizaciones no gubernamentales y las entidades académicas. Todo ello se hará efectivo en el marco del respeto a los principios recogidos en la CONSTITUCIÓN NACIONAL y a las disposiciones de los tratados y acuerdos internacionales a los que la REPÚBLICA ARGENTINA ha adherido.
La irrupción de las nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones ha significado un punto de inflexión en la historia. Todos los aspectos de la vida humana están atravesados por este fenómeno. Hoy las personas se comunican, se expresan, se educan, crean, comercian, investigan y desarrollan gran parte de su vida social y laboral en el Ciberespacio.
Asimismo, las organizaciones se han redefinido en torno a estos avances, con independencia de su tamaño, el sector al que pertenecen, su ubicación geográfica o su objeto. Estas tecnologías han incrementado notablemente la eficiencia de las estructuras económicas, al punto tal que ya no es posible prescindir de ellas, ni concebir el futuro sin su creciente presencia.
Este fenómeno tiene enormes implicancias en cuanto a las posibilidades que brinda para el desarrollo humano, el progreso económico y los avances científicos. El horizonte que se abre hacia el futuro, es el de una promesa extraordinaria de progreso y bienestar. A manera de ejemplo, los últimos desarrollos en materia de “Internet de las cosas” permitirán alcanzar niveles de bienestar impensables hasta hace pocos años. Por ello es necesario trabajar para que los beneficios de estas innovaciones se distribuyan con justicia y equilibrio. Sin embargo, este horizonte también nos muestra graves amenazas y efectivos daños a los derechos de las personas y las organizaciones, en especial en lo referido a la privacidad de sus datos personales, así como también, riesgos potencialmente devastadores para la paz y la seguridad internacionales.
El Ciberespacio, nombre por el que se designa al dominio global y dinámico compuesto por las infraestructuras de tecnología de la información, incluida Internet, las redes y los sistemas de información y de telecomunicaciones, tiene entre otras, como características esenciales, su dimensión global y transfronteriza, su naturaleza dual, su masividad y su vertiginosa y constante evolución.
Como toda construcción humana, esta revolución tecnológica no es perfecta, contiene errores y debilidades y conlleva vulnerabilidades que es necesario reconocer. Uno de los prerrequisitos esenciales para que el Ciberespacio se despliegue en toda su potencialidad en beneficio de la humanidad, es alcanzar niveles razonables de seguridad y confiabilidad.
Nos encontramos frente a un cambio de paradigma, a partir del cual se han trasladado al entorno virtual una gran cantidad de actividades. La realidad exhibe que servicios esenciales para la vida de las personas y para la economía, como la energía, el agua, el transporte, las comunicaciones y los servicios financieros, entre otros, tienen en la actualidad una fuerte dependencia de las redes informáticas. Su protección es extremadamente compleja, entre otras razones, porque implica la coordinación de esfuerzos de múltiples actores públicos y privados.
Por otra parte, el uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones para el relacionamiento entre las personas, la interacción del Estado con el ciudadano o el surgimiento de la economía digital, entre otras actividades, ha contribuido al crecimiento exponencial del uso del Ciberespacio, aumentando consecuentemente los riesgos a los que se encuentran expuestas las personas y las organizaciones. Es necesario reconocer esta realidad y asumir su complejidad, como primer paso indispensable para enfrentar las dificultades y problemas y hallar las soluciones adecuadas.
La realidad nos muestra que en el Ciberespacio existen, entre otras, dificultades originadas en aspectos relacionados con la atribución de responsabilidad, las vulnerabilidades de las infraestructuras críticas, las grandes asimetrías que se manifiestan entre los países a partir de la globalización y las cuestiones vinculadas con el ejercicio de la soberanía. Este último concepto en particular, entendido como el ejercicio supremo del poder del Estado, está necesariamente vinculado a lo territorial. Sin embargo, Internet representa un dominio global e intangible y un flujo infinito de datos sobre el cual no se ejerce dominio ni soberanía, poniendo a prueba el concepto antes mencionado e instaurando un nuevo paradigma que es necesario entender.
El escenario internacional presenta fuertes antagonismos y tensiones. Un número importante de países está haciendo un uso militar creciente del Ciberespacio, generando inestabilidad y desconfianza entre las naciones y temores en las sociedades. En este marco, la REPÚBLICA ARGENTINA promoverá en todos los foros en los que participe, el uso pacífico del Ciberespacio y apoyará toda iniciativa que tenga por fin la instauración de valores como la Justicia, el respeto al Derecho Internacional, el equilibrio y la disminución de la brecha digital entre las naciones, impulsando el diálogo y la cooperación. El Ciberespacio debe constituirse en un dominio en el que impere la paz, sustrayéndolo de posibles conflictos armados.
Otra característica esencial de este proceso revolucionario, es su naturaleza global. Si bien la “brecha digital” entre países desarrollados y países en desarrollo es, en algunos casos, abismal, podemos afirmar que no hay región de la tierra que no esté, en alguna medida, alcanzada por estas transformaciones.
Atento el fuerte crecimiento de las empresas multinacionales que basan su negocio en la colección y el procesamiento de datos personales y que muchas veces tienen su sede y/o el despliegue de sus actividades en otras jurisdicciones, encontrándose por lo tanto sometidas a legislaciones foráneas, es necesario que la REPÚBLICA ARGENTINA tome debida nota de este fenómeno, a los fines de adoptar las medidas idóneas para proteger la privacidad de los datos de las personas y organizaciones de nuestro país.
Una paradoja que acompaña la masividad del uso del Ciberespacio es que, a mayor desarrollo, mayor es la vulnerabilidad. En efecto, a medida que una sociedad avanza y mayor es la cantidad de personas y organizaciones públicas y privadas que se conectan a las redes, mayores son los riesgos y desafíos. Sin perjuicio de ello, hoy el progreso y el bienestar en todos los campos, están indisolublemente ligados al desarrollo digital, cuya expansión es imposible de detener.
La naturaleza dual del Ciberespacio, cuyos componentes pueden ser utilizados tanto en beneficio como en perjuicio de las personas y las organizaciones, implica que puede caracterizarse lisa y llanamente a algunos de estos componentes como armas disponibles para la comisión de todo tipo de daños, e inclusive para la agresión contra Estados.
Enfrentar los desafíos que se presentan requiere articular adecuadas capacidades de prevención, detección, análisis, investigación, recuperación, defensa y respuesta, que constituyen elementos esenciales para alcanzar todos los beneficios que el uso seguro del Ciberespacio ofrece a nuestra Nación. Este fenómeno adquiere particular importancia en lo referido a las infraestructuras críticas de información.
Ante esta realidad que, con luces y sombras, muestra los enormes beneficios actuales y futuros que el Ciberespacio brinda a la sociedad y las graves amenazas y riesgos para las personas y organizaciones de nuestro país, la presente Estrategia Nacional de Ciberseguridad promueve una serie de objetivos centrales, sustentados por principios rectores, que conducirán al desarrollo de planes, políticas y acciones concretas para beneficio de la Nación.
Respecto del concepto de soberanía creo que es importante la utilización de software libre / código abierto, ya que este permite al estado disponer y usar de sus bienes. Hay una campaña llamada «Public Money, Public Code» que describe muy bien el panorama https://publiccode.eu/es/ .
A su vez el acceso al código favorece la transparencia y evita la obsolescencia programada.
La Declaración de independencia del ciberespacio es un texto presentado en Davos, Suiza el 8 de febrero de 1996 por John Perry Barlow, fundador de la Electronic Frontier Foundation (EFF). Fue escrita como respuesta a la aprobación en 1996 de la Telecommunications Act en los Estados Unidos.
El texto es una reivindicación que critica las interferencias de los poderes políticos que afectan al mundo de Internet y defiende la idea de un ciberespacio soberano.
«(…) Declaro el espacio social global que estamos construyendo independiente por naturaleza de las tiranías que estáis buscando imponernos. No tenéis ningún derecho moral a gobernarnos ni poseéis métodos para hacernos cumplir vuestra ley que debamos temer verdaderamente. (…)»
https://es.wikisource.org/wiki/Declaraci%C3%B3n_de_independencia_del_ciberespacio
Esto es falso, o al menos no es demostrable:
«establecida por el Poder Ejecutivo Nacional con el consenso del conjunto de la sociedad en forma multidisciplinaria y multisectorial»
Si saldría mediante consenso debe ser aprobada por el Congreso, no mediante una resolución de un ministerio. Por otro lado, no se describen los actores que «consensuaron».