Según refiere Álvarez en 2008, la Policía en la actualidad se halla en un contexto de conflicto por las condiciones en que desarrollan su actividad laboral; y cuyas causas más determinantes son la falta de mecanismos de representatividad y de defensa de sus derechos laborales. En este sentido, el Estado y la sociedad tienen la obligación de formar policías. Por eso, se pregunta sobre la responsabilidad social, cuando hombres y mujeres son no formados adecuadamente para el desempeño de una práctica de extrema sensibilidad social, que pone en juego la vida de los otros y la propia (Álvarez, 2008).
Según la traducción de G. Neffa en 2012, sobre los conceptos del Profesor M. Gollac en los seminarios internacionales sobre “Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo y los Riesgos Psicosociales en el Trabajo”; y, “El Desafío de los Riesgos Psicosociales del trabajo”, sobre las exigencias emocionales: el trabajador policial debe contener sus emociones frente a situaciones determinadas o ante los sentimientos de las personas que debe atender o enfrentar. Hay muchas ocasiones que el policía tiene angustia o miedo en su accionar, pero debe reprimir esas emociones, ya que un policía no puede demostrar que tiene esos sentimientos. Él entiende esa situación y no puede ser auténtico, tiene que reprimir sus sentimientos y pensamientos en pos de cumplir la tarea encomendada y no recibir una sanción, o ser sumariado y expulsado de la fuerza. Lógicamente todo esto tiene un costo psíquico que luego lo va a somatizar en su organismo. Hay que pensar seriamente que “el trabajo establece una relación directa y permanente con la vida y con la salud del trabajador” (Neffa, 2012).
María Agustina Canalicchio Hidalgo para Seguridad en América
Fuente: Seguridad en América y MACH Seguridad.